Las acusaciones y el tono amenazador del Ministro de Asuntos Exteriores de Grecia hacia Turquía en sus declaraciones de hoy son un indicio más de la falta de voluntad de la parte griega para resolver los problemas bilaterales mediante el diálogo y la diplomacia.
Lamentablemente, el enfoque constructivo y las medidas benévolas adoptadas desde el mes de agosto por Turquía en relación con la cuestión del Mediterráneo oriental no han sido correspondidas. Además, la caracterización por parte de Grecia de las decididas actividades de Turquía llevadas a cabo para proteger sus propios derechos y aquellos de los turcochipriotas frente a las exigencias maximalistas griegas, como "provocadoras" o incluso "ilegales", son meros pretextos para evitar el diálogo.
Turquía siempre ha mantenido sus llamados al diálogo y seguirá haciéndolo. Grecia debería comprender ya que utilizar un lenguaje de amenazas y tratar de conseguir el respaldo de la UE no dará ningún resultado. Grecia debería abstenerse de presentar condiciones previas y acudir a la mesa de negociaciones de inmediato.