En un comunicado de prensa emitido ayer (10 de noviembre) por el Departamento de Estado de EE.UU. se menciona que el secretario de Estado, Pompeo, se reunirá en el marco de una gira regional, con el Patriarca Ortodoxo Griego de Fener en Estambul para discutir “problemas religiosos en Turquía y la región y promover una postura firme de EE.UU. sobre la libertad religiosa en todo el mundo.”
No vemos ninguna objeción en que los invitados oficiales extranjeros se reúnan con representantes de las comunidades religiosas de los países que visitan. De hecho, los invitados extranjeros que visitan Turquía siempre se han reunido libremente con representantes de diversas comunidades religiosas. Turquía disfruta de un lugar único en el mundo por ser el hogar durante siglos de muchas religiones diferentes.
Además, se reconoce ampliamente el progreso de Turquía en el campo de las libertades religiosas durante los últimos veinte años. Mientras que las minorías religiosas de todo el mundo, y sobre todo los musulmanes, se han visto obligadas a practicar su culto en condiciones desfavorables y bajo amenazas constantes, los ciudadanos turcos no musulmanes han podido cumplir libremente sus obligaciones religiosas. Se está protegiendo la libertad de culto de los ciudadanos turcos de diferentes religiones. En consecuencia, el lenguaje empleado en el comunicado de prensa sobre la visita del Secretario de Estado es completamente irrelevante.
Sería más adecuado que EE.UU. se miraran primero al espejo y mostraran la sensibilidad necesaria con respecto a las violaciones de los derechos humanos en su país, como el racismo, la islamofobia y los delitos de odio.
Nuestra reacción a este efecto ha sido debidamente transmitida a la parte estadounidense, junto con nuestro consejo de enfocarnos principalmente en aumentar la cooperación entre nuestros países en relación con los asuntos de índole regional y global.