No: 319, 11 de diciembre de 2020, Comunicado de prensa sobre las conclusiones de la reunión del Consejo de la UE de 10 y 11 de diciembre de 2020

Aunque varios Estados miembros de la UE, incluida la actual Presidencia del Consejo de la UE, se han esforzado por el diálogo y el contacto con Turquía desde la Cumbre de la UE de 1 y 2 de octubre, todavía no se ha podido crear una agenda positiva en las relaciones entre Turquía y la UE. Esto se debe a los estrechos cálculos políticos de muy pocos países. Por lo tanto, la UE no pudo poner fin a su búsqueda de medidas restrictivas, que es totalmente inútil.

Hacer surgir sus demandas maximalistas y políticas injustas a través del abuso de la solidaridad de los miembros y los derechos de veto por parte de algunos Estados miembros ha puesto las relaciones entre Turquía y la UE en un círculo vicioso. Esta situación perjudica los intereses comunes de Turquía y la UE, así como la paz, seguridad y estabilidad de nuestra región.

Rechazamos el enfoque parcial e ilegal que tuvo que adoptarse con las Conclusiones del Consejo de la UE del 10 de diciembre de 2020, en particular sobre Chipre, el Mediterráneo oriental, el Egeo y cuestiones regionales. De hecho, somos conscientes de que la mayoría de la UE no acepta estas conclusiones que fueron adoptados mediante la presión de la solidaridad y del veto.

Turquía, en aras de la estabilidad regional, siempre ha expresado su disposición a iniciar, sin condiciones previas, las conversaciones exploratorias con Grecia a pesar de sus provocativas medidas.

Desde el año 2004, Turquía y la República Turca de Chipre del Norte (RTCN) han demostrado su buena voluntad para hacer de las reservas de hidrocarburos de la región del Mediterráneo oriental un factor de estabilidad, que actualmente es un factor de tensión. Ha sido la parte que ha emprendido todas las iniciativas constructivas y positivas.

Con estas conclusiones, la UE ignoró una vez más al pueblo turcochipriota, el copropietario de la isla de Chipre, y su voluntad, y se ha plegado a las imposiciones de la administración grecochipriota sobre la cuestión de Chipre y la ciudad vallada de Maraş. La UE debería abandonar ahora esta actitud, impidiendo una solución justa, duradera y sostenible del problema de Chipre sobre la base de las realidades de la isla.

La forma más viable de salir de esta situación es que los grecochipriotas se reúnan con los turcochipriotas en alguna ocasión y comiencen a discutir la cuestión de las reservas de hidrocarburos en el Mediterráneo oriental y el reparto de los ingresos, así como a tomar medidas concretas hacia un arreglo. De hecho, la Conferencia Regional sobre el Mediterráneo oriental es una oportunidad en este sentido. Turquía continuará resolutamente a proteger los derechos legítimos de Turquía y la RTCN en el Mediterráneo oriental.

Los rechazos de los refugiados en el mar Egeo por parte de Grecia y la inclusión de FRONTEX en estas acciones son vergonzosos. No se puede hablar de cooperación en la gestión responsable de los flujos migratorios, salvo que se pongan fin a estas violaciones que constituyen una grave violación de los derechos humanos, condenados enérgicamente por la opinión pública internacional, y a las deportaciones masivas. La UE debe demostrar sensibilidad con respecto a la gestión de la migración no hacia Turquía sino específicamente hacia Grecia, quien ha sistematizado el trato inhumano de los refugiados.

Tenemos un interés común en el inminente comienzo del trabajo, sin condiciones previas ni condicionalidad, sobre la renovación de la Declaración de Turquía-UE del 18 de marzo. Esto también servirá para superar los desafíos comunes que enfrentamos en Europa y más allá.

Como siempre ha indicado Turquía, la UE debe asumir el papel de un intermediario honesto, actuar con sentido común de manera estratégica y basada en principios.